Proyecto de Bitácora de Reflexión - David Camilo Gómez Medina

  Llega el momento en que una etapa termina y otra inicia. Es difícil realizar el tránsito ente una y otra, pero es muy necesario dar ese paso. Este ya es mi último semestre en la Universidad, aquella en la siempre soñé estar. Aprendí muchísimo de la Ingeniería Civil, cosas que no habría podido aprender autónomamente o en otro lugar. Pero, esto no es lo que más rescato de esta etapa, rescato en gran medida a las personas con las que compartí y las que conocí. Esos momentos, espacios y personas que hacen únicas las vivencias dentro y fuera de la Universidad es lo que más me gustó de esta experiencia. Vivo agradecido por todo ello. El trabajo como tutor fue una experiencia que adoré realizar y recuerdo con alegría el haber tomado la decisión de trabajar en esto. Aprendí demasiado, conocí bellas personas y pude brindarle mis experiencias y enseñanzas tanto a tutorados como compañeros tutores. Aprovecho para agradecer al programa de Tutorías con Ingenio, a la Escuela de Pares Tutores, a lo

  Quise dejar una sección dedicada exclusivamente para tratar el tema descrito en el título. Es importante pensar de manera positiva. Al momento en que realizo esta bitácora, el número de estudiantes que han asistido a tutorías se ha reducido de gran manera. Aquí es donde vienen diferentes cuestionamientos, ¿me he equivocado en algo? ¿estaré fallando en mi labor como tutor? ¿dije algo que estaba mal?, etcétera. Por mucho tiempo estuve pensando, reflexionando y cuestionándome esas preguntas; pero llegué al punto en que quería ver todo de la mejor manera. Me dije a mí mismo que esto es bueno y que la decaída de asistencia de personas en las tutorías no se debía a algo malo en mí, sino al contrario; se debía a que logré que los estudiantes salieran del estancamiento en el que se encontraban; a que desarrollé en ellos el gusto por la física; a que incentivé la autonomía y que ya no era necesario el espacio de la tutoría. En los días en que no llega nadie a tutoría de física y me siento un

  Desde la primera retroalimentación de mi labor como tutor con la profesional que está realizando mi seguimiento, me he sentido mucho mejor en el espacio y siendo crítico conmigo mismo, he incentivado más la autonomía del tutorado y el cuestionarse todo. Siempre llevo presente las lecciones que me ha dado Lucía, lo que he aprendido en las sesiones de la Escuela de Pares Tutores y de igual forma, lo que me han enseñado mis compañeros tutores. Pero, al igual que pasa muchas veces en la vida, una que otra vez recaigo y cometo equivocaciones como indicarle a los tutorados el error que cometieron o brindarles yo la explicación de cierto tema sin que ellos mismos sean los busquen y realicen el trabajo de entenderlo. Lo importante, es que evidencio rápidamente esta recaída y trabajo en remediarla. Es un proceso de ir y venir, que toma tiempo, pero que al final traerá grandes beneficios y en un punto más adelante, tendré tan interiorizado los aprendizajes que he adquirido, que estas recaídas

Al iniciar la vida universitaria y cuando uno conoce por primera vez el término o la actividad denominada tutoría, cree que esta solamente va en una sola vía o en una sola dirección. Se tiene en un imaginario colectivo que es el tutor quien guía el espacio y quien genera u ofrece conocimiento al tutorado. ¡Pura vaina! Al estar uno en el rol de tutor, se sorprende que todo lo anterior no es tan así y que muchas veces quien termina aprendiendo más no es el tutorado, sino el tutor. Personalmente, he aprendido cómo estructurar un espacio de aprendizaje; cómo explicar todo en términos más sencillos; la importancia de equivocarse; el cuestionarse cada cosa que uno aprende; entre muchas otras cosas que incluso, al igual que estas, pueden aplicarse en distintos aspectos de la vida. Estoy agradecido con las personas que llegaron a las tutorías y me permitieron crecer en todos estos aspectos. Gracias a este espacio de las tutorías, muchas preguntas han surgido, otras se han respondido, pero lo m